EL FRÍO Y LA PIEL

En esta nueva entrada del blog, queremos acercarnos a la relación entre el frío y la piel. Ya ha llegado el frío del invierno y nuestra piel se resiente, especialmente las pieles más secas y finas.

Principios básicos

En condiciones normales la piel con sus propios mecanismos naturales consigue mantener el nivel hidratación adecuado.

El frío hace que las glándulas sebáceas disminuyan la producción de sebo y que sea de peor calidad, provocando que la película hidrolipídica de la piel se debilite, la función barrera de la piel  puede verse  alterada y empeora la capacidad de retener agua.

  • Como consecuencia la piel se deshidrata más fácilmente, se reseca y se vuelve mas frágil.
  • Por todo ello, las pieles más secas tienden a tener dermatitis en el invierno: la bajada de temperatura y sobre todo si es frío seco o hay viento hacen que la piel se deshidrate aún más.
  • Además el frío produce la vasoconstricción de los vasos, empeorando el flujo sanguíneo en la piel y de esta forma su oxigenación y el aporte de nutrientes.
  • Es verdad que en principio podríamos pensar que la pieles más grasas se pueden beneficiar, pero en algunos casos, las pieles grasas también pueden deshidratarse. 

Como hidratar la piel para el frío

La piel sana tiene sus propios mecanismos para mantener el grado óptimo de hidratación, la barrera cutánea está formada por un manto hidrolipídico compuesto en gran parte por lípidos que son como una capa impermeable capaces de retener las moléculas de agua, así que en condiciones normales no es tan necesario hidratarla.

El problema viene cuando hay condiciones en las que está barrera puede verse alterada, como pueden ser el frío y el viento, el uso de productos irritantes, ducharse con agua muy caliente, el exceso de lavados, el calor intenso y seco de las calefacciones…

La alteración de la barrera cutánea se suele manifestar con enrojecimiento, aspereza, picor, escozor, descamación y en el lado extremo con eczemas…

Otro punto a comentar es el uso de retinoides tópicos, que inicialmente pueden resecar más y hacer que precisemos hidratar más la piel, pero una vez que se alcanza la tolerabilidad hacen que la piel cumpla mejor su función barrera y mejoran su nivel de hidratación.

Tipos de hidratantes:

  • Los oclusivos: evitan  la pérdida transepidérmica de agua por evaporación a través de la oclusión, solo se recomiendan  en personas con brotes de eczema atópico, porque pueden provocar acné por oclusión de los folículos. 
  • Los que nos aportan lípidos a la piel y refuerzan estructuralmente la barrera cutánea: 

ceramidas, lanolina … 

Vienen muy bien a las pieles secas y con dermatitis atópica que tienen  alterada la producción de lípidos . 

  • Los  humectantes: los que retienen las moléculas de agua en la piel: ácido hialurónico, lanolina, glicerina… van muy bien para todo tipo de pieles, sobre todo a las pieles grasas porque consiguen mantener el agua sin taponar los folículos .
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